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¿Son las próximas elecciones un punto de inflexión en Siria? | política

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Las próximas elecciones de la Asamblea Popular en Siria son una estación detallada en el camino de la reconstrucción del estado y la sociedad, después de décadas de gobierno autoritario que se basó en las herramientas de represión, y empleó una legislación para servir intereses estrechos, dejando atrás un legado legal que interrumpió las libertades políticas y sociales, y las acuñadas desarrollo económico y humano.

Este derecho electoral no es solo un procedimiento formal, sino más bien un paso indispensable para consolidar una nueva estructura legislativa que expresa las aspiraciones de los sirios, y es idéntico a los requisitos de la etapa actual. El siguiente camino necesariamente impone la adopción de un enfoque político y legislativo radical, que se ve a las leyes del régimen desaparecido, que cargó al estado y la sociedad, y fue uno de los obstáculos más destacados para el avance nacional integral.

Desde la emisión del Decreto Presidencial No. 66 para formar el Comité de Elecciones Suprema, los preparativos comenzaron a llevarse a cabo a un ritmo acelerado. Sin embargo, la compleja realidad siria, debido a la ausencia de estadísticas precisas después de años de desplazamiento, desplazamiento y la dispersión de la población dentro y fuera del país, además de la gran disparidad en las condiciones de seguridad entre las regiones, presentan los desafíos reales del comité que obstaculizan las elecciones directas y integrales en esta etapa sensible.

Según estos datos, el Comité Supremo decidió adoptar un mecanismo electoral indirecto, como una opción estratégica temporal, con el objetivo de expandir la base de la participación política y garantizar posibles elecciones a la luz de la seguridad y las condiciones sociales actuales.

Dentro de la visión provisional desarrollada por el Comité de Elecciones Suprema, se adoptó una percepción electoral que se adapta a la dificultad de la fase de transición, teniendo en cuenta la ausencia de datos de población actualizados y la variación de la situación de seguridad entre las gobernaciones.

En consecuencia, el comité adoptó un mecanismo electoral indirecto basado en la formación de subcomités en cada región, cuya tarea es elegir cuerpos votantes cuyos miembros oscilan entre 30 y 50 personas para cada escaño parlamentario, y estas son la elección de sus representantes en la Asamblea del Pueblo.

Para garantizar la transparencia y la confidencialidad, las elecciones se llevan a cabo en las salas de votación cerradas, al tiempo que permite el desafío de las listas de votantes y los resultados electorales, como parte de los mecanismos de integridad y control.

Con respecto a la distribución de los escaños, se tuvo en cuenta la representación geográfica y social, ya que el 20% se asignó a las mujeres en el electorado, el 70% para personas con competencias científicas y profesionales, y el 30% para dignatarios y notables con experiencia social, con una representación especial de grupos juveniles, lesionadas y personas con necesidades especiales.

A pesar de los desafíos y críticas que puede enfrentar este mecanismo, representa un paso necesario para expandir la base de la participación política en línea con la compleja realidad del país, y busca formar un consejo capaz de representar los diversos componentes de la sociedad de una manera equilibrada y efectiva.

No tiene miedo de que la imagen mental prevaleciente de los segmentos de la sociedad siria en torno a la Asamblea del Pueblo todavía esté influenciada por los depósitos del régimen anterior y sus prácticas represivas, lo que pone al Comité Supremo en frente de un desafío adicional en la construcción de la confianza de los ciudadanos en el proceso electoral y su credibilidad.

Este estereotipo afecta la confianza de los ciudadanos en el proceso electoral y plantea preguntas sobre la neutralidad y la independencia del comité. A pesar de esto, el Comité Supremo afirma su compromiso absoluto con la neutralidad y la objetividad en la gestión del proceso electoral, mientras se ocupa de consolidar los principios de transparencia y responsabilidad, como una forma de restaurar la confianza social.

El comité comenzó a tomar medidas reales en esta dirección, sobre todo la participación de las organizaciones de la sociedad civil en el proceso, y les dio un papel de conciencia y capacitación dentro de los distritos electorales.

A nivel político y social, la escena siria enfrenta profundas divisiones que no se limitan a las diferencias inmediatas, sino que se extienden a la desintegración de la sociedad, incluso dentro de lo que se conoce como la incubadora de la Revolución. Estas divisiones no fueron el resultado del momento, sino el resultado de las políticas sistemáticas de que el régimen desaparecido se había adoptado durante más de cinco décadas, con el objetivo de debilitar la sociedad y prevenir la cristalización de una oposición unificada o una fórmula consensual nacional.

A la luz de esta realidad, el desafío básico destaca: ¿cómo pueden representarse estas múltiples corrientes dentro de la asamblea del pueblo? A pesar de la dificultad de satisfacer a todos los partidos, la formación de un consejo que expresa la diversidad política y social siria no es un lujo, sino más bien una necesidad de lograr la estabilidad, superar la polarización y comenzar hacia un nuevo contrato social. El papel básico del consejo es la legislación, no la satisfacción.

Dentro del marco de fortalecer la justicia social y el equilibrio en la representación, el Comité de Elecciones Suprema estaba interesada en asignar un porcentaje de no menos del 20% del electorado de mujeres, en un movimiento destinado a romper las restricciones culturales y sociales que siempre han obstaculizado el acceso de las mujeres a los sitios de decisión.

Pero esta representación numérica no es un objetivo final en sí mismo, sino que es parte de un enfoque más integral basado en la necesidad de elegir competencias calificadas y poder enfrentar desafíos. La Asamblea del Pueblo nuevo, para ser activo, necesita miembros que posean experiencias legislativas, visión política y la capacidad de formular leyes que respondan a las aspiraciones de los sirios y apoyen la construcción de una patria democrática, economista y política y social.

Las elecciones de la Asamblea Popular abren una puerta real para reformas legislativas profundas, destinadas a terminar el trabajo de las leyes subdesarrolladas diseñadas por el régimen anterior; Servir a una élite estrecha a expensas de todos los ciudadanos.

Es responsabilidad del nuevo consejo que la redacción de la legislación de acuerdo con una visión nacional integral, teniendo en cuenta los principios de los derechos y las libertades, y manteniendo el ritmo de las aspiraciones de los sirios en la construcción de un estado basado en la ley y el desarrollo.

Al mismo tiempo, estas elecciones constituyen una oportunidad para la recuperación nacional, al encontrar una plataforma política que permita el diálogo y el consenso, y incorpora la popular voluntad en todos sus espectros. El éxito de este camino electoral será una indicación de la capacidad de los sirios para superar las divisiones profundas, construir instituciones democráticas que expresen su voz y establecer un futuro participativo real.

A la luz de estas circunstancias complejas, las elecciones de la Asamblea del Pueblo ya no son simplemente un protocolo, sino más bien una batalla política paralela a la importancia de las batallas que los sirios lucharon por la liberación política. Es una oportunidad real para lanzar un nuevo sistema legislativo que termine la etapa de las leyes detalladas sobre el tamaño del poder, y da paso a las leyes que estimulan el desarrollo, garantizan la dignidad y protegen los derechos.

Por lo tanto, la amplia participación en este derecho electoral se convierte en un deber nacional, no una opción, porque la construcción del futuro Siria solo tendrá lugar a través de una popular voluntad derivada de una profunda conciencia política, se separó con la era de la represión y allanará el camino para una sociedad democrática justa que respeta los derechos y las libertades.

Las opiniones en el artículo no reflejan necesariamente la posición editorial de Al -Jazeera.

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